Tu cuerpo.
He dedicado este trabajo a mi compañera, Ingrid, quien por más de cuarenta años, me ha acompañado en este periplo, desde donde juntos hemos tocado, sentido, vivido en forma descarnada todas las aristas que la vida ofrece.
Tomo tu cuerpo desnudo
entre mis manos
para elevarte a lo alto de la bóveda celeste
poder contemplar la magnitud
de tus formas,
poder ver las huellas que circundan
tu rostro
tocar tus líneas primordiales
que son las que le dan sentido a la vida,
te voy a pedir que levantes tus brazos
y toques el blanco surco de la vía láctea
y bebas de ella hasta la saciedad
para que te embriaguez de planetas,
fulgores y el éxtasis de los arco iris.
Te elevas lenta y suave
cuando suelto tus pies
tu cuerpo adormecido adquiere mil formas
que se entrelazan creando mi universo
de elementos interminables,
de poesías mal hilvanadas, de trazos
difusos perdidos en papeles añejos,
de dibujos extraviados en gavetas
desvencijadas,
de pensamientos perdidos en el desvarió
de mis borracheras.
Doy gracias a los momentos mágicos
junto a ti
que me permitieron organizar
las incoherencias de mis símbolos
en un lenguaje legible capaz
de ser escrito en cualquier momento.
Tu presencia se dibuja con las primeras
luces de la alborada, dejando que el transparente
reflejo de tus ojos comience a entibiar
las adustas murallas de la casa
veo tu perfil en el reflejo húmedo de la hojas
rozando la telaraña tejida en la madrugada
tu pelo se confunde con las mazorcas
de un maíz temprano,
tus dedos largos y fuertes aran
el suelo que con el tiempo no se acordaban
de esos menesteres,
la brisa de tu aliento revoloteo en mi cabeza
revolviendo mis cabellos ya descolorido
por la edades.
Mis ojos profanos al fin fueron capaces
de dilucidar la prístina belleza de tu alma
que con algarabía jugaba alrededor de las rosas
y asustaba a las osadas mariposas
que revoloteaban en las cercanías,
en fin, tomo tu cuerpo desnudo entre mis manos
para dejarte volar como un volantín entre
las brumas y las nubes que siempre están pendientes
de tus quehaceres.
Your body.
I have dedicated this work to my compañera, Ingrid, who for more than forty years, has accompanied me on this journey, where together we touched, felt, lived in a blunt way all the ridge that life offers.
I take your naked body
in my hands
to soar to the top of the sky
to contemplate the magnitude
of your forms,
to see the traces that surround
your face
touch your essentials lines
which are the what give meaning to life,
I'm going to ask you to raise your arms
and touches the white line of the Milky Way
and drink it endlessly
to get drunkenness of planets,
brightness and the ecstasy of the rainbow.
You rise slowly and gently
when I let go your feet
your numbed body acquire thousand ways
that intertwine creating my universe
of endless elements
the poetry badly link together, the stroke
lost in fuzzy vintage papers
drawings lost in rickety drawers,
of thoughts lost in raved
of my drunkenness.
I thank the magical moments
next to you
that allowed me to organize
the inconsistencies of my symbols
in a readable language capable
to be written anytime.
Your presence is drawn with the first
lights of dawn , letting transparent
reflection of your eyes begin to warm
the grim walls of the house
I see your profile in the reflection of the leaves wet
near the woven spider web at dawn
your hair is confused with ears
of an early corn
your long, strong fingers ploughs
the soil that eventually did not remember
of those duties,
the breeze of your breath fluttering on my head
stirring my hair and lackluster
for ages.
My profane eyes finally were able
elucidate the pristine beauty of your soul
that played around the roses
and startled the bold butterflies
hovering in the vicinity,
in short, I take your naked body in my hands
to let you fly like a kite between
the mists and clouds that are always pending
of yours chores.