Hay veces en el día, que no quisiera.
Hay veces en el
día, que no quisiera
ver los trenes de
carga y su sonido
obtuso en los
rieles,
no quisiera ver
las altas chimeneas
enviando sus
mensajes de veneno
no quisiera ver en
la playa
la muerte de los peces
o el fuego
devorando los bosques
quisiera lanzar la
caja de idiotas
al barranco de las
cosas muertas,
no quiero ver las
heridas
de los desposeídos
reptando
en el pavimento
helado llorando
el dolor de sus
estómagos vacíos.
Hay veces en el
día, que no quisiera
entrar en el
cuarto de los recuerdos,
o recoger las
manzanas que se asoman
desde la muralla
del vecino,
no quisiera
atravesarme con esos
que son mis
enemigos,
quisiera taparme
los oídos
para no escuchar
las balas asesinas
cruzando el
espacio en busca de inocente,
o querellas de
amantes rompiendo
la quietud de las
murallas.
Hay veces en el
día, que no quisiera
poner un pie en el
piso helado,
o cuando el monótono
sonido del reloj
me invoca el
despertar en la mañana,
ver mi figura
esmirriada en el espejo
escuchar las voces
destempladas
de los vendedores.
bueno…
hay veces en el
día que no quiero hacer nada.
There are times in the day
when I don't want to.
There are times in the day,
that I would not like
see the freight trains and
their sound
obtuse on the rails,
I wouldn't want to see the
tall chimneys
sending your poison messages
I wouldn't want to see you on
the beach
the death of fish
or the fire devouring the
forests
I would like to launch the
idiot box
to the ravine of dead things,
I don't want to see the wounds
of the dispossessed crawling
on the frozen pavement crying
the pain of their empty
stomachs.
There are times in the day,
that I would not like
enter the room of memories,
or pick the apples that appear
from the neighbor's wall,
I wouldn't want to go through
those
they are my enemies,
I would like to cover my ears
so as not to hear the
murderous bullets
crossing space in search of
innocent,
or quarrels of lovers breaking
up
the stillness of the walls.
There are times in the day,
that I would not like
put your foot on the frozen
ground,
or when the monotonous sound
of the clock
Waking up in the morning
invokes me,
see my scrawny figure in the
mirror
listen to the distempered
voices
of the sellers.
Well…
There are times in the day
when I don't want to do anything.
LIV 1991 ©
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